El rincon del pensamiento lógico

El rincon del pensamiento lógico
Aprender a pensar, aprender a relacionar, aprender a aprender.

miércoles, 7 de diciembre de 2016

¿Cantidad o calidad en la operación?

Toda la vida me dijeron que cuanto más practicase algo, mejor me saldría, que cuanto más leyese, mejor ortografía tendría, cuanto más repitiese mis escalas con la guitarra mejor sonaría mi instrumento, y que cuanto más operase y más rápido lo hiciese, mejor entendería las matemáticas. Después de intentarlo, esta ha sido una verdad a medias, ya que para determinadas realidades así se ha cumplido, pero para otras no. Para aquellas actividades en las que dependía de la pericia física funcionó; cuantas más escalas realizaba mayor era mi agilidad con el instrumento, cuanto más ensayaba mayor era la velocidad que adquiría en dicho actividad, pero por desgracia, con el resto no fue así. 
Cuanto más leía, no mejoraba  mi ortografía, seguía cometiendo las mismas faltas día tras día; solamente mejoraba cuando prestaba atención de verdad a lo que escribía, con interés real, rememorando las imágenes de las palabras que me habían aportado algo, que tenían algún tipo de significado más allá del literal. En el caso de la matemática ocurre lo mismo, cuantas más operaciones realizaba no mejoraba ni mi velocidad ni mi comprensión del algoritmo.
Me cuesta descubrir entre tanta prisa por operar velozmente  dónde se encuentra la actividad mental del niño, el verdadero aprendizaje. Dónde está el lugar para la interpretación, la formulación de hipótesis, el cálculo y la aplicación de los descubrimientos y relaciones establecidas con anterioridad. “Se opera y punto” me dijo la profesora; pues lo siento creo que no.

¿Quién sabe más, un alumno que resuelve 15 operaciones en menos de 10 minutos, o el alumno que resuelve tres o cuatro, pero siendo consciente de cada paso que realiza?
Confío en que todos estamos de acuerdo. Resolver por resolver no tiene ningún sentido. La mecanización de los procesos matemáticos es buena, pero como colofón al proceso del aprendizaje. Antes no, y menos como inicio del aprendizaje. Desear que nuestros alumnos sean capaces de entender la propuesta de cada operación, y decidir que tipo de estrategia resolutiva van a aplicar para conseguir su resultado es sin duda maravilloso. 
Es ese momento en el que el alumno se siente libre y capaz de intentarlo, feliz de proponer una opción de resolución que puede que no sea la adecuada, pero que de no serlo le aportará más información para futuras propuestas.
Es por ello que no podemos medir la capacidad matemática de los alumnos por el número de operaciones que realizan, sino por la calidad de la actividad mental que despierta en ellos. De esta manera colaboraremos en el desarrollo de creación de estrategias, propias y ajenas; estableceremos infinitas relaciones, en la provocación de posibilidades y opciones diferentes y todas interesantes de comprobar, en la construcción de libertad, amplitud intelectual y por lo tanto, de felicidad.

2016, Diciembre.

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